Empezar a moverse

No cabe duda de que el ejercicio es salud. Sin embargo, a veces nos cuesta movernos. ¿Quién no se ha apuntado al gimnasio o a alguna actividad que luego ha abandonado? Te damos algunos consejos para hacértelo más fácil.

La falta de actividad física y el sedentarismo son una de las plagas de nuestra sociedad. Según el Eurobarómetro, un 46% de los españoles no hace ninguna actividad física de forma habitual. Y esto es preocupante, porque sabemos que el ejercicio regular es una de las mejores formas de prevenir enfermedades relacionadas con la obesidad y el sobrepeso, como las cardiovasculares, diabetes o hipertensión, y mejorar la salud de nuestros huesos. Además, a esto tenemos que sumar el sedentarismo, que también tiene por si solo un efecto pernicioso sobre nuestro organismo.

No es lo mismo deporte que actividad física.

La Organización Mundial de la Salud ha establecido una serie de recomendaciones de mínimos en relación al ejercicio: 150 minutos semanales de actividad moderada o 75 de actividad vigorosa, con al menos algunas sesiones aeróbicas de 10 minutos de duración y dos días a la semana de ejercicio de fuerza. Esto es además crítico en mayores, para evitar la osteosarcopenia, la pérdida de masa ósea y muscular, que deriva en pérdida de la capacidad para las actividades de la vida diaria y en dependencia.

Hay que tener en cuenta que no es lo mismo deporte, como actividad organizada, que actividad física. Hay actividades diarias que, no siendo práctica deportiva, pueden ser de intensidad moderada o vigorosa, tales como trabajos en el hogar o el jardín, transportar las bolsas de la compra, andar a ritmo rápido o la limpieza de la casa. Cada vez está más claro que es más aconsejable el ejercicio regular y frecuente, incluyendo este tipo de actividades cotidianas, que darse una paliza el fin de semana.

La actividad frecuente y diaria es lo deseable.

Las claves para no abandonar

Hay un factor clave a la hora de abordar cualquier cambio en nuestros hábitos: la adherencia, o lo que es lo mismo, la continuidad en el tiempo de ese nuevo hábito. Por muy sofisticada o novedosa que parezca una nueva actividad, no nos va a servir de nada si no la hacemos con regularidad. Por eso, te damos algunas claves a continuación:

  • Diviértete: hacer ejercicio no significa apuntarse a un gimnasio y aburrirse levantando pesas o con clases colectivas que no te gustan. Es fundamental que la actividad te resulte atractiva y divertida, de lo contrario el abandono llegará a la vuelta de la esquina. Haz una lista de actividades con sus pros y contras. Ve a clases de prueba. Encuentra algo para ti.
  • En compañía: a veces contar con alguien que nos acompañe dificulta que abandonemos. Animarse mutuamente y pasarlo bien con alguien de confianza es una buena fórmula para que el ejercicio sea, además, divertido. Salir a caminar en grupo, hacer algún deporte de equipo, o las clases colectivas con amigos, pueden ser una buena fórmula. El post-entreno puede ser también un buen motivador J
  • Adaptado a ti: no sirve de nada que intentemos matarnos con ejercicios extremos que prometen grandes resultados en poco tiempo. Si llevamos mucho sin hacer nada, es mejor comenzar poco a poco. Busca algo que sea asequible para ti y que te permita avanzar poco a poco. Márcate metas realistas. La ayuda profesional de un entrenador titulado puede ayudarte en este sentido.
  • Seguro: vinculado a lo anterior, el deporte es bueno para la salud siempre que se haga bien. Todo el mundo piensa que puede calzarse unas zapatillas deportivas y salir, pero lo cierto es que hasta algo como correr tiene una técnica adecuada. Si no estamos acondicionados y lo hacemos mal, podemos lesionarnos.
  • Fácil: y aquí nos referimos a la logística. No tienes por qué necesitar equipamientos muy caros para empezar a moverte. Y procura que puedas hacerlo en tu entorno cercano, sin grandes desplazamientos. Además, que los horarios se adapten a tu día a día. Cuantos menos obstáculos en tiempo y distancia, mejor.
  • Aprovecha: el día a día nos da oportunidades para ejercitarnos: subir por las escaleras en lugar del ascensor, dejar el bus o el metro dos paradas antes y caminar, caminar con ritmo cargando bolsas de la compra, o hacer pausas activas en el trabajo. Cualquier excusa es buena.

Estos consejos solo pretenden ayudarte a empezar a moverte, si ya tienes esa inquietud. La actividad ideal va a ser aquella que te divierta y que hagas y mantengas en el tiempo. Busca si es posible ayuda de un profesional para orientarte, y no olvides el descanso y una buena alimentación personalizada que te facilite todos los nutrientes que necesitas para sentirte bien.

El mejor ejercicio: el que no se abandona.

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