Folato y el riesgo cardiovascular para nuestra salud

olato en la Salud Cardiovascular

El folato es, sobre todo, conocido por su papel, de forma previa y durante el embarazo, en la prevención de defectos del tubo neural. Sin embargo, también tiene otra función destacada: es importante para la prevención del riesgo cardiovascular.

El folato o vitamina B9 es conocido, sobre todo, por las madres, ya que su suplementación es fundamental antes de la concepción y durante el embarazo, para la prevención de defectos del tubo neural. Es una vitamina hidrosoluble (se disuelve en agua), como el resto de vitaminas del grupo B, y actúa de forma coordinada con varias de ellas como la B6 y la B12 en el llamado ciclo de la metilación.

Cuando ese ciclo, regulado de forma coordinada por estas vitaminas, no funciona de forma correcta, se puede producir la acumulación de homocisteína. Niveles elevados de esta sustancia se han asociado con un mayor riesgo cardiovascular. Se estima que la baja ingesta de alguna de las tres vitaminas, especialmente el folato, explica los niveles elevados de homocisteína en dos de cada tres personas.

Homocisteína y riesgo cardiovascular

Esta sustancia ha sido una de las más estudiadas, junto con el colesterol, en relación al riesgo de enfermedades del corazón. A pesar de haberse encontrado una asociación entre niveles elevados de homocisteína y mayor riesgo cardiovascular, la relación causa-efecto no está del todo clara. Se piensa que podría estar relacionada con el deterioro del endotelio vascular, pues se ha observado un mayor deterioro en personas con mayores concentraciones de homocisteína en sangre. Esto implica que las arterias no pueden ejercer su función de dilatación y contracción de forma adecuada, aumentando así el riesgo a algún problema de tipo cardiovascular.

El folato se relaciona con la enfermedad cardiovascular a través de la homocisteína.

En pacientes con hipercolesterolemia, el riesgo de aterosclerosis es tres veces mayor en aquellos con concentraciones elevadas de homocisteína frente a los que tienen concentraciones bajas.

legumbres que contienen folato

Folato y salud cardiovascular

Además de que una deficiencia dietética de folato se asocia con mayores niveles de homocisteína, se ha podido observar como una ingesta adecuada de esta vitamina tiene un efecto positivo en el aparato circulatorio. Por ejemplo, en un ensayo clínico la suplementación con folato fue capaz de mejorar la función endotelial en personas con niveles elevados de homocisteína. Otro estudio encontró que la suplementación con folato fue capaz de reducir el engrosamiento arterial, otro factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular. Y un reciente meta-análisis (estudio que analiza de forma conjunta los resultados de varios otros) ha comprobado que la suplementación con folato es una de las pocas capaces de reducir el riesgo cardiovascular.

La mayor parte de la población española no alcanza la ingesta mínima recomendada de folatos.

A pesar de este vínculo claro entre folato, niveles de homocisteína y riesgo cardiovascular, no está del todo claro si la homocisteína es la causa, o si más bien es un marcador de una baja ingesta de folato. De hecho, un estudio en Finlandia ha encontrado que niveles elevados de folato en sangre se asocian con menor riesgo cardiovascular, pero que niveles elevados de homocisteína no lo estaban tan claramente. Sea como fuere, y aunque probablemente en esta relación causa-efecto los genes tengan mucho que decir, lo que está claro es que una dieta rica en vitamina B9 parece beneficiosa para el corazón.

Genes y folato

El estudio de la interacción entre genes y alimentos está avanzando de la mano de la nutrigenética y la nutrigenómica. Las diferencias genéticas en el aprovechamiento del folato procedente de la dieta se conocen desde hace años. Se sabe que hay genes que afectan al último paso que transforma el folato dietético en la sustancia activa para el organismo, el 5-metil-tetrahidrofolato. Estas diferencias genéticas afectan al rendimiento de este paso, cuya eficiencia puede estar reducida hasta al 30% de la actividad normal.

Esto permite que las recomendaciones generales de ingesta dietética, situadas en 200 microgramos diarios de folato, puedan personalizarse en función de la genética individual. Así, podría elevarse esta ingesta incluso hasta 800 microgramos al día, para así garantizar un funcionamiento adecuado de todo el ciclo de la metilación, y evitar un exceso de homocisteína en circulación. También habría que considerar las necesidades individualizadas de vitaminas B6 y B12. El test GoGood Vital permite personalizar esta ingesta, ya que analiza cómo es de eficiente cada persona en la absorción, utilización, y eliminación de estas y otras vitaminas, así como el efecto sobre su salud.

La genética afecta al aprovechamiento del folato que obtenemos de la dieta.

La recomendación general es clara: tomar muchas verduras, que, junto con las legumbres, contienen folatos en cantidad. El hígado de rumiantes también es rico en folatos, si bien es un alimento que claramente goza de poca aceptación. La suplementación siempre ha de ser pautada por un profesional, y, a ser posible, personalizada. Según el estudio ENIDE, entre un 76 y un 94% de la población española está en riesgo de deficiencia dietética al no alcanzar una ingesta diaria suficiente de folato. Estos datos se confirman también en el estudio ANIBES, con una altísima deficiencia de folato, prácticamente en la mayor parte de la población. Esto es preocupante, dada como hemos visto la importancia de esta vitamina en la salud del corazón.

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