Declaraciones nutricionales: aclarando conceptos

Una de las asignaturas pendientes que tenemos como consumidores es la del etiquetado de alimentos. Saber leer y comprender las etiquetas no es tarea fácil, especialmente en lo que se refiere a las declaraciones nutricionales. Te damos a continuación algunas claves para ello.

Bajo en calorías, light, sin azúcar, sin azúcares añadidos, alto en omega-3… ¿te suenan? Son frases que puedes encontrar en el etiquetado de los alimentos que compras o consume a diario. Sin embargo, la mayoría desconocemos el verdadero significado de todas esas frases.

Como es de esperar, el uso de ese tipo de alegaciones está regulado por la normativa nacional y comunitaria, especialmente el Reglamento (CE) 1924/2006 y sus posteriores actualizaciones.  Se les denomina de forma general, declaraciones nutricionales. La normativa al respecto es muy extensa, pero vamos a intentar resumir a continuación los principales puntos para poder navegar entre el etiquetado de los alimentos.

¿Qué es una declaración nutricional?

Se conoce como declaración nutricional a cualquier mensaje o representación incluido en el etiquetado de un alimento, que dé a entender que tiene propiedades beneficiosas con motivo de:

  • Su aporte de energía (aporte calórico)
  • Los nutrientes que contiene (en cantidades mayores o menores)

Ejemplos de lo anterior serían el ya mencionado Light, “bajo en calorías”, o bien “rico en omega-3”.

¿Qué es una declaración de propiedades saludables?

En este caso nos encontramos con una declaración diferente a la nutricional y que hace referencia a que ese alimento o alguno de sus componentes, pueden tener una relación con una mejor salud.

  • Declaración de reducción del riesgo de enfermedad y del desarrollo y la salud de los niños
  • Declaración de reducción del riesgo de enfermedad
  • Declaración relacionada al desarrollo y salud de los niños

Las declaraciones nutricionales están reguladas por normativa

Un ejemplo puede ser: “La vitamina C contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario”.

¿Cuándo pueden usarse estas declaraciones?

Lógicamente, el uso inadecuado de estas declaraciones tanto nutricionales como de propiedades saludables, puede llevar a confusión al consumidor. Por este motivo, existen una serie de condicionantes que limitan la utilización de este tipo de declaraciones.

Solo pueden usarse declaraciones que estén probadas científicamente

Uno de ellos es que las declaraciones deben basarse siempre en que lo que se expresa esté demostrado y avalado científicamente. No se puede hacer afirmaciones de salud a la ligera. Organismos como la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) se encargan de analizar las pruebas que avala la ciencia al respecto de este tipo de declaraciones.

Por otra parte, no solo la afirmación tiene que estar basada en pruebas sólidas, sino que, además, el nutriente o la sustancia de las que se hace referencia debe estar en cantidades apreciables o claramente reducidas, según el caso, y de una forma que sea asimilable por el organismo. Además, las raciones de consumo habitual deben facilitar una cantidad representativa de ese nutriente.

Adicionalmente, estas declaraciones no pueden animar al consumo excesivo de un alimento concreto, o dar a entender que con una dieta saludable no pueden satisfacerse las necesidades de cualquier nutriente.

Y como restricciones finales, señalar que no pueden utilizarse declaraciones que sugieran que la salud se puede ver afectada si no se consume ese alimento, las que señalen una mayor o menor velocidad de pérdida de peso con ese alimento, o las que hagan referencia a profesionales de la salud en concreto.

No se permiten declaraciones relacionadas con pérdida de peso

Puedes encontrar información detallada de las declaraciones nutricionales en esta tabla de la AECOSAN.

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