¿De qué depende nuestro peso corporal?

Con el debate candente entre los detractores de las calorías y los que apoyan el balance energético como el determinante de nuestro peso, surgen muchas dudas sobre qué factores determinan nuestro peso corporal. ¿Cuáles son realmente? ¿Cómo podemos modificarlos?

Perder peso no es fácil. Si fuera tan simple como contar calorías, no harían falta dietistas-nutricionistas ni entrenadores, ni médicos. Uno de los debates en la actualidad es el de si las calorías son las que dictan el peso corporal, o si lo es la calidad de la dieta. Y junto a esto, si son los genes o los hábitos los que nos hacen engordar.

Calorías dentro – calorías fuera

Tradicionalmente en la nutrición llamémosle “clásica” se ha considerado que el balance energético (calorías que consumimos frente a las gastadas) es lo que determina el peso corporal. Las nuevas corrientes proponen que la calidad de la dieta es muy importante, ya que el efecto sobre el organismo de pongamos 100 calorías de bollería no sería el mismo que el de 100 calorías de verduras.

El debate del balance calórico sigue en pie.

El debate parece un poco enrocado, y probablemente las dos partes tengan razón. La causa última de la pérdida o ganancia de peso, es el balance energético. Es una cuestión de física, sobre la que no hay discusión posible. Sin embargo, es cierto que, dependiendo de la calidad de nuestra dieta, ello podrá hacer que comamos más o menos al final del día. Esto es debido al efecto sobre nuestros mecanismos de saciedad. Dietas ricas en alimentos muy procesados, ricos en sal, azúcares o grasas, hacen que estos sistemas que regulan el hambre salten por los aires y que comamos más de lo que realmente necesitamos.

Un ejemplo extremo que ilustra lo anterior es el experimento del profesor Mark Haub con la “dieta twinkie” en la que solo se alimentó a base de este tipo de bollería durante diez semanas, controlando las calorías ingeridas. Consiguió al final del experimento perder 12 kilos, y sus marcadores de salud como colesterol o triglicéridos mejoraron. Sin embargo, no hay duda de que esto no sería sostenible ni saludable a largo plazo, y que, por tanto, junto con el control de gasto y de aporte de energía, la calidad de la dieta es importante.

¿Genética o ambiente?

Otro de los debates candentes es el de la genética frente el ambiente. Con el descubrimiento del ADN se cayó en el determinismo genético, o lo que es lo mismo: pensar que nuestra salud estaba predeterminada por los genes. Por ejemplo, conocemos desde hace tiempo que la presencia del gen FTO estaría asociada a un riesgo 1,67 veces mayor de padecer obesidad en los sujetos con dos copias de la versión de riesgo. Sin embargo, los buenos hábitos pueden paliar su efecto.

Genes y hábitos determinan nuestro peso corporal.

El ambiente, o lo que es lo mismo nuestros hábitos, son capaces de “encender o apagar” ciertos genes actuando como un interruptor. De esta forma, aunque podamos tener cierta predisposición, todavía podemos cambiar ese destino modificando nuestro estilo de vida, y haciéndolo además de forma más efectiva si sabemos qué hábitos son los mejores para nosotros a nivel individual. Test como GoGood Diet pueden darte esta información.

La actividad física, es uno de los principales hábitos que pueden mejorar nuestro control del peso corporal. Además de contribuir a mantener bajo control el balance energético, gastando calorías, va a tener efectos muy importantes sobre nuestro metabolismo, favoreciendo la perdida de grasa corporal y el mantenimiento de la masa muscular, lo que aumenta a su vez el metabolismo basal, esto es, la energía que gastamos en reposo.

La alimentación obviamente va a estar en el otro lado de la ecuación, y no solo va a facilitar un aporte que debe ser controlado de calorías, sino que puede tener distintos efectos sobre nuestro metabolismo. Así, dependiendo de la genética individual, algunas personas van a perder peso de forma más efectiva con una dieta baja en grasas, mientras que otras lo harán con una dieta baja en carbohidratos.

Y no podemos olvidar otros hábitos como el descanso, con la gran importancia del sueño sobre el peso corporal, o de la crononutrición, esto es, las horas a las que comemos, que también pueden afectar al peso. O nuestra susceptibilidad al hambre emocional, que también parece tener un componente genético, como te mostrábamos en esta entrada del blog.

Los test genéticos permiten adoptar la mejor estrategia para perder peso.

En definitiva, cuidar nuestros hábitos siempre va a ser buena garantía para controlar el peso. Pero si, además, conocemos nuestra genética, podremos adoptar la estrategia más efectiva y que mejor funcione para nosotros.

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