Alimentación antiestrés

Las presiones cotidianas pueden desbordar nuestros mecanismos de defensa, haciendo que aparezca el temido estrés. Sabemos que las técnicas de relajación o el ejercicio pueden ayudarnos a combatirlo, pero ¿puede la alimentación reducir nuestro nivel de estrés?

El estrés es una de las plagas de nuestra sociedad, a al que no siempre prestamos la suficiente atención. Según un estudio publicado en 2017, nueve de cada diez españoles mayores de edad había padecido estrés en el año anterior, y cuatro de cada diez declara sufrirlo de forma continuada. Esto supone que cerca de 12 millones de españoles declaran sentirse estresados.

En relación con el estrés, los ansiolíticos y antidepresivos son además, unos de los fármacos prescritos con mayor frecuencia. Especialmente, se ha utilizado junto con los clásicos relajantes relacionados con el Valium, unos fármacos llamados inhibidores de la recaptación de serotonina. Se comprobó que las personas con depresión tenían menores niveles de este neurotransmisor. Estos fármacos bloquean la ruta que lo recicla, aumentando sus niveles en el cerebro.

Curiosamente, la mayor parte de la serotonina en el organismo se encuentra en el intestino, y no en el cerebro. Y se ha vinculado alteraciones en sus niveles, con algunas afecciones digestivas como celiaquía, diarrea o estreñimiento.

¿Alimentos para la felicidad?

Si pensamos en los desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina, como causa de trastornos como depresión o ansiedad, podríamos pensar que tal vez podamos modular esos niveles con la alimentación. La serotonina puede ser producida por el organismo a partir de un aminoácido esencial contenido en los alimentos: el triptófano. Una dieta deficiente en esta sustancia podría afectar negativamente a los niveles de serotonina. Sin embargo, no por comer grandes cantidades de triptófano van a aumentar necesariamente sin límite los niveles de serotonina, ya que su transporte hasta el cerebro es limitado y está regulado.

La serotonina puede ser formada a partir del triptófano de la dieta

En cualquier caso, siempre es buena idea evitar una carencia nutricional que definitivamente si que podría afectar negativamente. Alimentos ricos en triptófano serían las almendras, las pipas de calabaza o girasol, el sésamo, los quesos, las carnes y los pescados, y las legumbres o huevos. Además, alimentos como el plátano tienen fama de contener serotonina, si bien en cantidades muy pequeñas. Por otra parte, el plátano es rico en vitamina B6 (piridoxina) que es necesaria para la síntesis de serotonina y también de la melatonina, que nos ayuda a regular los ciclos del sueño.

Los carbohidratos podrían ayudar a conciliar el sueño

Además, los carbohidratos en la dieta mejoran la utilización del triptófano frente a otros aminoácidos, y esto puede ayudar a que el organismo produzca serotonina y melatonina. Se ha comprobado que una cena de alto índice glicémico, reducía el tiempo para conciliar el sueño, frente a una dieta de bajo índice glucémico. Comer carbohidratos por la noche no solo no engorda (es un mito) sino que podría ayudar a dormir mejor.

Además de la dieta, hay que tener en cuenta otros hábitos que pueden afectar a los niveles de serotonina como son el ejercicio, la exposición a la luz solar, o el descanso. Y no olvidar que la ansiedad, el estrés y la depresión tienen origen multifactorial y que la alimentación no va a ser una píldora mágica que resuelva nuestros problemas. La calidad de vida, el apoyo social, y buscar la felicidad en nuestro día a día, probablemente sean más determinantes. Pero unos hábitos saludables siempre acompañan. Salud es bienestar.

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