Todos pensamos en cremas y lociones cuando hablamos de cuidar la piel. Pero, ¿sabías que una buena alimentación puede también ayudar a mantener un cutis sano?
Todos, aunque lo reconozcamos en mayor o menor medida, nos preocupamos por nuestra apariencia. Especialmente cuando los signos de la edad comienzan a hacerse visibles: arrugas, patas de gallo… y hay toda una industria de la cosmética dedicada a convencernos de que, mediante el uso de cremas o lociones con exóticos componentes, podemos ralentizar el envejecimiento y su cara más visible: la piel.
Sin embargo, al igual que sucede con todos los procesos corporales, la nutrición es muy importante para una piel saludable. Y es que nutrir la piel desde dentro puede ser tan necesario como protegerla desde fuera. Lo cierto es que uno de los principales factores responsables de su envejecimiento es la exposición a la radiación ultravioleta del sol. Si bien tomar el sol de forma segura es fundamental para unos niveles adecuados de vitamina D, debemos también tomar las precauciones para proteger partes sensibles como el rostro si queremos evitar su huella.
Nutrir la piel por dentro es tan importante como protegerla por fuera.
Una piel bien nutrida va a contar con diferentes mecanismos de defensa que puede amortiguar el daño producido por agentes externos. Los antioxidantes y algunas vitaminas o los omega-3 pueden ayudar a mantener una piel tersa durante más tiempo.
Uno de los componentes más utilizados en cremas antienvejecimiento es el retinol, o vitamina A. Se ha comprobado que esta vitamina puede reducir los síntomas del envejecimiento en la piel. Podemos encontrarla en alimentos de origen animal como retinol, o bien en vegetales como carotenos, que deben ser transformados en el organismo para poder ser utilizados.
Otras vitaminas que pueden proteger la piel del estrés oxidativo y los radicales libres producidos por la luz solar son las vitaminas C y E, antioxidantes por excelencia. La vitamina C por ejemplo se absorbe poco a través de la piel, por lo que es más efectivo consumirla en los alimentos. La vitamina E o tocoferol es otro de los ingredientes que podemos encontrar en diferentes cremas, pero es más efectiva a partir de la dieta.
A estas, añadiríamos la menos conocida vitamina B3 o niacina. La radiación ultravioleta del sol, reduce la capacidad de las células de la piel de obtener energía y así poder renovarse. La niacina permite mejorar la obtención de energía y activar mecanismos de reparación de la piel. También actúa de forma similar la vitamina D. Gracias al sol podemos producirla en la piel, y esta a su vez le devuelve el favor al mantenerla saludable reduciendo el daño producido por la radiación, y ayudando a las células de la piel a renovarse.
Terminamos con los ácidos grasos omega-3, especialmente los de cadena larga que contiene el pescado azul (Conocidos como DHA y EPA). Estos pueden reducir la inflamación en la piel producida por la luz solar.
Alimenta tu piel
Por todo lo anterior, parece claro que nuestra alimentación puede afectar a lo saludable que sea nuestra piel. Si mantenemos una dieta rica en verduras y frutas, con aceite de oliva extra virgen como aderezo, conseguiremos una buena dosis de antioxidantes. Añadiendo a ello fuentes de origen animal de calidad, obtendremos también retinol, vitamina B3 o los omega-3 del pescado, que ayudan a regenerar la piel y a actuar como antiinflamatorio. Pero, además, podemos conseguir más beneficios si tenemos una dieta personalizada: todas estas vitaminas tienen un efecto diferente en función de nuestra genética personal, ya que la absorción, utilización o eliminación de las mismas son diferentes para cada persona. Un test como GoGood Vital te puede permitir conocer si tienes necesidades aumentadas de alguna de ellas, y personalizar tu dieta para una piel radiante.
Los antioxidantes, algunas vitaminas y los omega-3 protegen la piel.
