Micronutrientes y salud

Los micronutrientes son sustancias contenidas en los alimentos en pequeñas cantidades (de ahí lo de micro-) pero que sin embargo tienen una grandísima relevancia para nuestra salud. ¿Hasta qué punto son importantes?

Vitaminas, minerales, antioxidantes… todos hemos escuchado hablar de ellos en alguna ocasión. Sabemos que son importantes, y existe esa idea de que las vitaminas pueden ayudarnos a mejorar nuestra salud. Pero, ¿Cuál es su relevancia real? ¿Puede la carencia de algún nutriente hacer que enfermemos?

Descubriendo las vitaminas

El descubrimiento de las vitaminas está lleno de interesantes anécdotas, casualidades, y el ojo agudo de investigadores que ataron cabos para finalmente, poder establecer una relación entre estas sustancias en los alimentos, y la salud. Uno de los primeros y muy conocidos registros, es la relación entre el escorbuto y la deficiencia de vitamina C. Esta enfermedad era frecuente en algunas regiones, especialmente en invierno, y también entre los navegantes de los barcos en la antigüedad.

Aun en pequeñas cantidades, las vitaminas son muy importantes para la salud.

Los síntomas son alteraciones en la piel y cicatrización lenta de heridas, llagas, dolor muscular y articular o incluso hemorragias. Se le atribuía diferentes causas a esta enfermedad entre los navegantes, hasta que James Lindt de la marina inglesa, puso en marcha en el siglo XVIII uno de los posiblemente primeros ensayos clínicos, con 12 marineros en seis grupos de dos. Solo los que recibieron zumo de naranja y limón mejoraron de la enfermedad. Hay indicios de que en la marina española durante el siglo XVII también se usaban los limones para combatir la enfermedad, como muestran los registros del Galeón de Manila al mando de Don Francisco de Tejada.

De la enfermedad al descubrimiento

No fue hasta los años treinta del siglo XX, que Albert Szent-Györgyi, médico húngaro, descubrió la vitamina C o ácido ascórbico a partir de experimentos con cobayas, a las que se suministraba comida hervida (la cocción destruye la vitamina C) o se les suplementaba con ácido ascórbico.

Otras vitaminas fueron también descubiertas durante el primer tercio del siglo XX, a partir de la observación de enfermedades en poblaciones o en animales, especialmente aquellos que se alimentaban casi exclusivamente con cereales. Fue el caso de la vitamina B3 o Niacina, y la pelagra. Esta enfermedad apareció en Europa durante el siglo XVIII y fue descrita por Gaspar Casal y por Gaetano Strambio. Posteriormente reapareció en los estados del sur de EEUU, donde las dietas basadas en maíz sin tratar adecuadamente, provocaban carencia de esa vitamina. Tras descartar el origen infeccioso de la enfermedad, algunos investigadores consiguieron determinar su origen nutricional. Otros ejemplos son la relación entre beriberi y tiamina o vitamina B1, indicios que llevaron a descubrir estas y otras vitaminas.

Vitaminas para una óptima salud

Lo cierto es que, tras estos descubrimientos, comenzaron las políticas de fortificación, para mejorar el estado nutricional de la población, con la adición de vitaminas o minerales como el hierro a alimentos pobres en estos nutrientes, como las harinas de cereales. Y se comenzó a descubrir también el efecto de las carencias nutricionales a largo plazo, sin llegar a ser tan extremas como las que provocan la carencia aguda relacionada con enfermedades como escorbuto, beri beri o pelagra.

Así, sabemos que el déficit de vitamina B12 o de folato (B9) pueden derivar en diferentes formas de anemia, o que un exceso de folato y deficiencia de B12 puede enmascarar los síntomas neurológicos que la carencia de la segunda provoca. Sabemos que los deportistas pueden tener necesidades algo mayores de algunas vitaminas como B6 o B2. Y en los últimos años, se está desvelando como la carencia de vitamina D es muy habitual, y puede derivar en un mal funcionamiento de multitud de procesos en el organismo: desde el balance del calcio y la salud ósea, hasta el funcionamiento de las defensas frente a las infecciones. Y a su vez la vitamina K ayuda a la D a regular el metabolismo del calcio.

Las vitaminas no actúan de forma aislada y pueden afectar a la función de otras.

La cuestión es que los nutrientes no actúan de forma aislada. La carencia de una sola vitamina, puede afectar a multitud de procesos. Por ejemplo, existen dos vías por las que podemos incorporar los omega-3 de cadena larga (los famosos DHA y EPA del pescado) en nuestras células. Podríamos pensar que con tomar suficiente omega-3 ya estamos cubiertos. Sin embargo, una carencia en vitamina B12, folato, B6, antioxidantes o selenio, pueden dificultar su asimilación.

Necesidades individuales

Por si fuera poco, hay muchos factores que pueden alterar las necesidades individuales y hacer que sean superiores a las ingestas generales recomendadas: edad, estado de salud general, enfermedades, medicación, práctica deportiva, situaciones como el embarazo o la lactancia, hábitos nutricionales, consumo de tabaco o alcohol. Y la genética individual, ya que la absorción, aprovechamiento y eliminación de las vitaminas o su efecto sobre nuestra salud, pueden verse afectadas por las diferencias genéticas entre personas. Esto es lo que estudian la nutrigenética y nutrigenómica, que permiten gracias a test como GoGood Vital, poder conocer tus necesidades personalizadas.

Gracias a test genéticos podemos conocer nuestras necesidades personales de vitaminas.

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