Tomar el sol de forma segura en verano

protección respecto al sol

Llega el verano y, con él, la piscina, la playa o las actividades al aire libre. Debemos ser cuidadosos con el sol, pero ¿sabías que la exposición solar es fundamental para mantener unos niveles adecuados de vitamina D?

Con la llegada del verano, nos descubrimos: para ir a la piscina o la playa, en actividades al aire libre, o simplemente para combatir el calor. Esto supone una mayor superficie corporal expuesta al sol y, por tanto, un mayor riesgo de quemaduras solares y, a largo plazo, de algunos tipos de cáncer de piel.

Todos los años se nos avisa de este riesgo para la salud y de las precauciones a tomar. Esto puede haber contribuido, no de forma injustificada, al desarrollo de cierta fobia o miedo al sol. Pero lo cierto es que, si un exceso de radiación solar puede ser perjudicial, el defecto también. Esto se debe a que la exposición a los rayos ultravioleta B (UVB) es la encargada de iniciar la síntesis de vitamina D en la piel.

Deficiencia de vitamina D

La deficiencia de vitamina D, entendida como niveles en suero menores a 30 ng/ml (75nmol/l) de 25-hidroxi-vitamina D es muy prevalente, incluso en países como España con número de horas de sol anuales elevado. Estudios en diferentes colectivos han encontrado deficiencia en un intervalo de entre un 30 y un 87% de individuos, éste último en ancianos.

La deficiencia de vitamina D es muy frecuente, incluso en países como España.

Esto se debe, entre otros motivos, al estilo de vida actual, donde pasamos una buena parte del tiempo alejados del sol, tanto en el trabajo como en el tiempo de ocio y el hogar. La mencionada fobia al sol también contribuye a que se evite en ocasiones exponerse a la luz solar o cubrir el cuerpo de forma obsesiva.

A esto se une la dificultad de obtenerla a partir de los alimentos, ya que son pocos los que contienen esta vitamina (especialmente, en su forma más aprovechable como vitamina D3 o colecalciferol en lugar de D2 o ergocalciferol). Además, existen diferencias genéticas en la absorción y utilización a partir de alimentos o suplementos de esta vitamina, lo que puede hacer que algunos individuos sean más susceptibles a la deficiencia que otros. Esto puede saberse gracias a un test genético como GoGood Vital.

Cada vez más estudios demuestran la importancia de la vitamina D para la salud, ya que es fundamental para la regulación de numerosos procesos en el organismo, desde el metabolismo del calcio y la salud ósea, hasta la función del sistema inmune entre otros.

La importancia del sol como aporte de Vitamina D

Tomar el sol de forma segura

La toma segura del sol es, por tanto, la mejor estrategia para mantener unos niveles adecuados de vitamina D durante todo el año. Por una parte, tenemos algunas de las recomendaciones generales a seguir ante la exposición al sol:

  • Iniciar la exposición al sol de forma gradual, durante periodos de tiempo cortos.
  • Evitar las horas de máxima intensidad solar, especialmente entre las 12 y las 16 horas.
  • Proteger la piel, especialmente cuando se vaya a estar expuesto al sol durante periodos prolongados o con mucha frecuencia: gorra o sombrero para proteger cara, cabeza y orejas, gafas de sol y ropa adecuada.
  • Utilizar los protectores solares (cremas) con un factor de protección superior a 20, contra las radiaciones UVA y UVB. Seguir las instrucciones de uso para una eficacia adecuada.
  • Conocer los índices de radiación ultravioleta diarios en nuestra zona, que pueden consultarse a través de distintas aplicaciones móviles.
  • Saber cuál es nuestro fototipo cutáneo o tipo de piel.

Además, un estudio elaborado por la Universidad Politécnica de Valencia analizó la toma de sol necesaria según la estación, para obtener una dosis diaria de vitamina D de 1.000 UI. Los tiempos recomendados de exposición solar, de forma aproximada y sin protección solar, en la latitud de la ciudad de Valencia y con un fototipo III de piel, serían los siguientes:

  • Primavera y verano: 10 minutos alrededor de las 13 horas y unos 20 minutos desde las 15 hasta las 17 horas, con un porcentaje de superficie corporal expuesta de un 25% (manga corta).
  • Otoño e invierno: en este caso se necesitarían dos horas de exposición solar hacia las 13 horas, para conseguir la dosis de 1.000 UI de vitamina D, teniendo en cuenta la vestimenta típica en esta época del año. A las 16 horas, por ejemplo, se necesitarían unas 6 horas de toma de sol.

Una curiosidad: las lámparas UV para el bronceado no sirven para la síntesis de vitamina D, ya que funcionan con luz UVA, y no con UVB, que es la necesaria para iniciar el proceso en el organismo.

El sol es una de las principales fuentes de vitamina D.

Consultar con el especialista

Estos tiempos que hemos mencionado de toma de sol son orientativos y sirven para dar una idea de la dificultad de obtener niveles adecuados de vitamina D en otoño e invierno. Si bien debemos mantener las precauciones para evitar el daño a la piel y el riesgo para la salud derivado de un exceso de sol, sobre todo en verano, es cierto que también debemos evitar un excesivo celo que derive en una carencia de vitamina D.

Tomar el sol de forma segura permite aumentar los niveles de vitamina D.

Una analítica de sangre puede permitirnos saber si nuestros niveles son adecuados o no. Como hemos visto, la toma moderada y con precaución del sol, teniendo en cuenta los factores mencionados (tipo de piel, latitud, época del año, etc.), puede permitirnos alcanzar la suficiencia de esta vitamina. En caso necesario y tras una evaluación, el profesional sanitario podrá recomendarnos además la suplementación. Y, por último, una visita anual al dermatólogo nunca estará de más.

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