Vitaminas para el resfriado, ¿son efectivas?

Zumos con vitamina C

Tradicionalmente se ha considerado que la vitamina C, a través del zumo de naranja o de suplementos, es buena para combatir el resfriado común o la gripe. Pero ¿qué hay de cierto en ello? ¿Pueden ayudar otras vitaminas a combatir los virus?

Zumo de naranja o la vitamina C de la farmacia son remedios populares para prevenir o mantener a raya el resfriado, el catarro o la gripe. Sin embargo, las pruebas de que realmente funcionen no están tan claras. Linus Pauling, el doble premio Nobel de química y de la paz, ayudó a popularizar este efecto de la vitamina C.

¿Funciona la vitamina C?

Desde que Pauling promoviera el uso de la vitamina C para la mejora de la salud se han hecho numerosos estudios para evaluar el efecto de este nutriente en la prevención y el tratamiento del resfriado común. La iniciativa Cochrane es una entidad que se dedica analizar de forma conjunta los resultados de estudios sobre un  determinado aspecto en salud. En el caso de la vitamina C y el resfriado común, se ha encontrado lo siguiente:

  • La vitamina C no previene el resfriado.
  • La suplementación con vitamina C de forma regular podría reducir la duración del resfriado.
  • En personas activas o deportistas, la vitamina C sí que reduce el riesgo de sufrir una infección respiratoria de las vías altas en casi un 50%.

Lo cierto es que, a la luz de los estudios, lo más probable es que la vitamina C sí que pueda ayudar a prevenir o reducir la duración del resfriado en personas que tengan unos requerimientos aumentados de vitamina C, o una ingesta deficiente en la dieta.

La vitamina C no previene el resfriado pero ayuda a reducir su duración.

Se sabe que el estrés oxidativo puede afectar de forma negativa a la función del sistema inmune, que nos defiende de virus y bacterias. Por este motivo, en personas que hacen deporte de forma habitual sí que se observa un efecto positivo de la suplementación con vitamina C, debido a los mayores requerimientos de antioxidantes asociados al ejercicio. Lo mismo puede suceder con personas cuya dieta no aporte la suficiente cantidad de ácido ascórbico.

Otro colectivo en el que la vitamina C podría ser recomendable es el de aquellas personas con necesidades aumentadas de antioxidantes, en base a su genética. Cada persona puede tener una capacidad diferente de respuesta de los sistemas de defensa antioxidante, así como una facilidad para absorber y transportar la vitamina C a partir de los alimentos. Por ello, un test genético puede permitir adaptar la ingesta de vitamina C y, en su caso, la suplementación a las necesidades individuales.

Mandarina

¿Y la vitamina D?

Otra de las vitaminas candidatas a combatir el resfriado común y la gripe es la vitamina D. Ya hemos señalado en este blog que esta vitamina participa en multitud de procesos, como por ejemplo en la función correcta del sistema inmune. De hecho, los glóbulos blancos son sensibles a los niveles de vitamina D, segregando en su presencia sustancias con capacidad antimicrobiana, como la catelicidina. Distintos estudios han demostrado que menores niveles de vitamina D se asocian con un mayor riesgo de infecciones.

La vitamina D es eficaz en la prevención del resfriado y la gripe.

Incluso en países como España, la deficiencia de vitamina D es muy común, especialmente durante el otoño y el invierno. Conseguir suficiente cantidad a partir de la dieta es difícil, por lo que la toma segura del sol o la suplementación podrían ser estrategias para prevenir el resfriado o combatir la gripe. De nuevo, la genética va a afectar a la respuesta a los suplementos o a las necesidades de vitamina D, de forma individualizada.

Una dieta saludable que facilite suficiente cantidad de vitaminas nos va a ayudar a mantener una buena salud. En el caso de los resfriados o la gripe, es posible que suplementar con vitamina C o D, a ser posible en dosis ajustadas de forma personalizada, pueda ayudar a su prevención o a reducir su duración.

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