La llegada de las fiestas de Navidad es campo abonado para los excesos. La consabida moderación se va al traste gracias a la relajación en estos días, y a la presión social. Sin que ello no signifique no disfrutar, éste es precisamente un buen momento para cuidarnos.
Llegan las navidades, y con ello las comidas y cenas con amigos y familiares. Son momentos de reencuentro, en los que si además tenemos la fortuna de contar un merecido descanso vacacional, podemos relajarnos y disfrutar. Los excesos son habituales en esta época, en la que comidas muy copiosas y la manga ancha con el alcohol, son la norma.
Otro mantra habitual es el «ya me pondré a dieta» o «año nuevo, vida nueva». El sentimiento de culpa llega por anticipado, e incluso empezamos a hacer planes para el nuevo año: apuntarnos al gimnasio o iniciar una dieta (más o menos milagrosa…).
Elegir la calidad antes que la cantidad puede ayudarnos a evitar los excesos.
Pero éste es un buen momento para cambiar nuestros hábitos, si ya somos conscientes de que son mejorables. Entrar en un enésimo ciclo de excesos y culpabilidad, como en vacaciones anteriores, no va a hacer que mejoremos nuestra salud. Te damos algunos consejos para que este momento sea una oportunidad:
- Calidad antes que cantidad: que sea Navidad y estar de vacaciones no significa que no podamos comer saludable. Podemos buscar aquellos platos y preparaciones que nos resulten apetecibles, pero que a la vez sean sanos. Es buen momento para esos caprichos, buscando más la calidad que la cantidad.
- Nuevas recetas: el tiempo disponible puede servirnos para aprender nuevas preparaciones e innovar y sorprender con nuevos platos. Y si no sabes cocinar, recuerda que aprender a hacerlo te ayudará a comer mejor.
- Socializa: aunque la mesa es el principal punto de encuentro social en estas fiestas, ello no significa que todo tenga que circular alrededor de la comida o la bebida. Come, pero sobre todo disfruta de la compañía de los tuyos.
- Disfruta sin culpa: si mantienes buenos hábitos durante el resto del año, está claro que darte algún lujo o licencia no va a perjudicar a tu salud. Si te das un capricho, hazlo sin remordimientos. El sentimiento de culpa alrededor de la comida no es deseable.
- No vigiles tu peso: Aunque parezca un contrasentido, una excesiva preocupación por el peso corporal en estas fechas tampoco sería deseable. Más que vigilar la báscula, debemos reflexionar sobre nuestros hábitos durante el resto del año, y pensar si realmente necesitamos un cambio.
No obsesionarse con el peso y evitar el sentimiento de culpa, claves para estar bien.
Como reflexión final: si nos sentimos culpables por cuatro o cinco ocasiones especiales durante las navidades, probablemente en el fondo sea porque sabemos que, de forma habitual, no seguimos unos hábitos saludables. Es buen momento para plantearnos un cambio decisivo en nuestra alimentación y, por tanto, en nuestra salud.
