El ácido fólico: clave para el embarazo

El ácido fólico o folato es vital en el embarazo. Pero ¿sabías que no todas las mujeres necesitan las mismas cantidades?

El embarazo es una de las situaciones más delicadas para la salud de la mujer durante su ciclo vital. En esta etapa, además de aumentar las necesidades de energía, especialmente a partir del segundo trimestre, se produce un incremento en las necesidades de algunos nutrientes, como vitaminas o minerales.

La más importante de estas vitaminas es, sin duda, la B9, más conocida como ácido fólico o folato, desde que se descubrió que la suplementación con esta sustancia podía reducir el riesgo de afecciones congénitas, tales como la espina bífida. Estas malformaciones son las más frecuentes tras las del corazón, y se asocian a fallos en el cierre del tubo neural hacia el final del primer mes de embarazo.

Es fundamental iniciar la suplementación con ácido fólico antes de la concepción.

¿Cuáles son las recomendaciones?

En España el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad recomienda la suplementación con 400 microgramos de ácido fólico a toda mujer que esté planificando un embarazo, y continuar hasta, al menos, el final del primer trimestre de gestación. Para aquellas mujeres con antecedentes de riesgo se recomiendan 4 miligramos al día.

Además de suplementar, es siempre aconsejable una dieta rica en alimentos que contienen folatos, como son verduras de hoja verde, frutas, cereales integrales, legumbres, levaduras o frutos secos. Otra fuente de esta vitamina proviene de los alimentos fortificados, es decir, aquellos a los que se añade esta sustancia de forma preventiva para aumentar la ingesta de ácido fólico en la población.

Genética y suplementos

Además de las cantidades medias recomendadas, nuestro ADN tiene algo que decir al respecto, ya que nuestra genética no solo determina si tenemos los ojos marrones o azules. También va a afectar a cómo absorbemos, transformamos y eliminamos algunas sustancias. Algunas personas poseen una maquinaria menos eficiente en la utilización del ácido fólico que ingerimos con la dieta, por lo que sus requerimientos son mayores. De la misma manera, no todos somos igualmente eficaces a la hora de transformar los suplementos con ciertos tipos de ácido fólico que podemos encontrar en farmacias. Algunas personas, por su genética, son hasta un 75% menos eficaces en transformar esos suplementos en la sustancia que el organismo puede realmente utilizar.

No todos los suplementos de ácido fólico contienen la misma composición.

Por ello, seguir las recomendaciones del ginecólogo u obstetra con respecto a la suplementación con vitamina B9 (ácido fólico o folato) durante el embarazo es fundamental. Y, además, para mejorar la eficacia de esa suplementación, es recomendable utilizar suplementos que contengan la forma activa de la vitamina (identificada en la etiqueta como “metafolín”, “5-MTHF” o “5-metil-tetrahidrofolato”), frente a los que indican simplemente “ácido fólico” o “folínico”.

Nuestra genética influye en cómo el organismo utiliza el ácido fólico.

Esto es más importante aún si nuestra genética hace que seamos poco eficaces usando el ácido fólico, tanto el dietario como el proveniente de suplementos. Un test genético puede ayudarnos a saber si tenemos necesidades aumentadas de esta vitamina, siempre bajo el consejo del profesional de la salud.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.