Asegurar una ingesta suficiente de vitaminas es indispensable para una buena salud. Una dieta saludable es fundamental, pero no todos aprovechamos igual los nutrientes de los alimentos.
Las vitaminas son una familia de sustancias que se encuentran presentes en distintos alimentos y en diferentes cantidades. Son importantes porque son necesarias para que el organismo pueda funcionar adecuadamente. Las vitaminas forman parte de los denominados micronutrientes, junto a los minerales, porque se necesitan en cantidades pequeñas, al contrario que los llamados macronutrientes (proteínas, hidratos de carbono y grasas), que forman la mayor parte del contenido de los alimentos y se ingieren en grandes cantidades con la dieta.
¿Es común la falta de vitaminas?
Aún hoy en día, y con la variedad de alimentos que tenemos a nuestro alcance, hay estudios que han demostrado que es frecuente encontrar en la dieta carencia de algunas vitaminas como la A, la D y la B9 (folato). Además, existen situaciones particulares, como el embarazo, donde las mujeres deben aumentar el consumo de folatos por encima de la recomendación general. La lactancia es otra etapa donde las necesidades aumentan para satisfacer las demandas del bebé y de la madre.
Las personas que siguen dietas especiales para controlar el peso, el colesterol, la hipertensión o la diabetes pueden estar restringiendo el consumo de algunos alimentos, lo que se puede asociar involuntariamente al menor consumo de algunas vitaminas. Y hábitos como el tabaquismo o el consumo habitual de alcohol hacen que el organismo precise mayores cantidades de algunas vitaminas como la C, la A o la E, por su capacidad antioxidante.
¿Cómo puedo asegurarme de que tomo suficientes?
Como hemos mencionado, llevar una dieta saludable, variada y equilibrada siempre es recomendable como punto de partida. Sin embargo, no todos aprovechamos del mismo modo las vitaminas contenidas en los alimentos. Dependiendo de nuestra genética, podemos absorber, aprovechar o eliminar con más o menos eficacia estas sustancias a partir de la dieta.
A pesar de llevar una dieta saludable, algunas circunstancias pueden hacer que necesitemos mayores cantidades de vitaminas.
En el caso de la vitamina A podemos obtenerla a partir de alimentos de origen animal, o de origen vegetal donde se encuentran en una forma denominada carotenos. Para que el cuerpo pueda utilizar estos carotenos de origen vegetal debe transformarlos primero en vitamina A. Pues bien, gracias a la nutrigenética, se sabe que hay diferencias en la capacidad para obtener vitamina A partir de los vegetales, siendo algunas personas hasta un 70% menos eficaces en esta transformación.
Esto puede ser importante en el caso de personas que adopten una alimentación vegana, ya que, si se combina una baja capacidad genética para obtener vitamina A a partir de vegetales con una dieta y técnicas de cocinado inadecuadas, podemos encontrar deficiencia de esta vitamina. Adicionalmente, algunas personas tienen por su genética necesidades aumentadas de antioxidantes, lo que haría aún más importante asegurar cantidades adecuadas de vitamina A en la dieta o a partir de suplementos (siempre pautados por un profesional).
No todas las personas aprovechamos igual las vitaminas que contienen los alimentos, depende de nuestra genética.
Otro ejemplo sería el efecto de la vitamina B3 (niacina) y de los ácidos grasos omega-3 sobre los niveles de triglicéridos en sangre, donde, en función de su genética, vuelve a haber personas para las que es recomendable aumentar las cantidades. En definitiva, llevar una dieta saludable es siempre aconsejable, pero dependiendo de nuestros hábitos, la etapa de la vida, y de nuestra genética, podemos necesitar un mayor aporte de algunas vitaminas respecto a las recomendaciones generales para poder alcanzar nuestro máximo potencial de salud.
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